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De la indignación a la acción: cómo hacer que la Gen Z participe de verdad

jóvenes Jul 01, 2025

Mar Andrades, consultora en Ágora Social.  

La Gen Z tiene una conciencia crítica muy desarrollada sobre el cambio climático, la desigualdad, la salud mental, el empleo y la vivienda. No es una generación apática, sino todo lo contrario: siente que el mundo necesita cambios urgentes y cree que su generación tiene un papel clave. Sin embargo, hay un problema que frena la acción: la percepción de que no se les escucha ni se les toma en serio.  

El muro invisible entre el interés y la acción  

Según el estudio de ONGAWA Ingeniería para el Desarrollo Humano Aprendiendo a bailar con el sistema de 2021, muchos jóvenes universitarios interesados en la justicia climática y social terminan paralizados por un sentimiento de impotencia. La falta de espacios reales de participación, el miedo a ser instrumentalizados y la idea de que las grandes decisiones están en manos de otros refuerzan su inacción. Esto se agrava por marcos culturales que priorizan el individualismo sobre la acción colectiva y la mercantilización del tiempo. Pueden llegar a pensar que, si no tiene un beneficio inmediato para sí mismos, no merece la pena.  

Las ONG tienen un reto: cómo pasar del discurso a la participación real  

Para que los jóvenes den el paso de la indignación a la acción, las ONG deben cambiar su forma de involucrarlos. No basta con dar información sobre los problemas; hay que generar experiencias de participación significativas y accesibles. Algunas propuestas concretas del estudio de ONGAWA pueden servir como guía:  

  • Crear espacios de toma de decisiones: Incluir a los jóvenes en procesos donde sus opiniones tengan impacto. No se trata de consultarlos para validación, sino de darles capacidad real de incidencia en diseño de campañas o estrategias.  
  • Fomentar el aprendizaje por retos: ONGAWA propone metodologías como el “aprendizaje de doble bucle”, donde los jóvenes adquieren información y cuestionan sus propias creencias y experimentan cambios de paradigma. Esto refuerza su sentido de agencia y compromiso.  
  • Trabajar en redes y proyectos colaborativos: en lugar de pedir activismo individual, fomentar espacios donde la participación sea colectiva y con objetivos concretos. El estudio señala que el sentimiento de comunidad aumenta la persistencia y eficacia de la acción.  
  • Visibilizar referentes generacionales: mostrar ejemplos de jóvenes que han logrado cambios reales ayuda a romper la percepción de impotencia. Campañas como Toma la palabra (más abajo te cuento de qué iba esto) han demostrado que dar voz a la Gen Z genera impacto.  
  • Transformar las narrativas: según el estudio, el discurso de la urgencia muchas veces paraliza. En su lugar, es más efectivo hablar de soluciones viables y del poder de la acción colectiva.  

Toma la palabra: una campaña para amplificar las voces jóvenes  

Esta campaña fue una iniciativa clave para demostrar que la Gen Z tiene mucho que decir. Se basó en la creación de espacios de debate y acción en los que jóvenes universitarios pudieron expresar sus preocupaciones sobre el cambio climático, la justicia social y la desigualdad.  

Se organizaron eventos en diversas ciudades donde los jóvenes compartieron sus ideas y también dialogaron con expertos, representantes de ONG y responsables políticos. Además, la campaña se amplificó en redes sociales mediante vídeos y testimonios que visibilizaban las preocupaciones y propuestas de los participantes.  

El impacto radicó en que no se limitó a ser un espacio de expresión, sino que también facilitó que las opiniones recogidas se tradujeran en propuestas concretas entregadas a instituciones y entidades relevantes. Esta metodología demostró que cuando se crean espacios reales de escucha, la Gen Z responde con compromiso y creatividad.  

Hacer que la Gen Z pase de la teoría a la acción está en tus manos. Las ONG pueden ser clave para superar la brecha entre el interés y la acción si ofrecen oportunidades de participación. No basta con sensibilizar: hay que construir espacios. Como bien señala ONGAWA, la participación no es un tema de motivación individual, sino de estructuras que permitan y fomenten el cambio. Si queremos que se implique, hagámoslo posible.  

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